Las zarigüeyas, sorprendentes favoritas en N.Y.

Puede que no parezcan las criaturas mÔs tiernas, pero mucha gente en Nueva York adora las zarigüeyas. En mayo, fueron los mÔs votados en una encuesta realizada por el Departamento de Conservación Ambiental del estado. Como resultado, uno de ellos adornarÔ el próximo Habitat and Access Stamp del DEC, que se entrega a cambio de una donación en apoyo de sus esfuerzos de conservación de hÔbitats de vida silvestre.

Una zarigüeya bebé cuelga de un pino en los Pine Barrens de New Jersey. (Foto: stanley45 / iStock)

A continuación algunos hechos fascinantes sobre estos tĆ­midos y tiernos mamĆ­feros — el Ćŗnico marsupial en Norte AmĆ©rica que lleva a sus crĆ­as en bolsa y gran destructor de garrapatas.

Las zarigüeyas no son ā€œpossumsā€.Ā Si bien la palabra possum” en inglĆ©s se usa comĆŗnmente en AmĆ©rica del Norte de habla inglesa para referirse a las zarigüeyas, estas Ćŗltimas habitan en Australia. Las que se encuentran en Nueva York y en todo Estados Unidos se llaman ā€œVirginia oposumā€ (Didelphis virginiana).Ā Al principio estas zarigüeyas solo vivĆ­an en el sur y en climas mĆ”s tropicales, pero en los 1900 empezaron a migrar en grandes cantidades a los estados del noreste, atraĆ­das por la creciente disponibilidad de alimentos en los patios traseros suburbanos y ayudadas por un clima cambiante.Ā 

La palabra zarigüeya deriva de una palabra algonquina que significa bestia parecida a un perro“.Ā Los pueblos IndĆ­genas Powhatan introdujeron a los colonos de Virginia del siglo XVII a este animal como fuente de alimento. El fundador de Jamestown, John Smith, describió a las zarigüeyas como animales con cabeza como la de un cerdocola como una ratadel tamaƱo de un gato“.Ā 

Una mamÔ zarigüeya con nueve crías. (Foto: Specialjake / Wikipedia)

En el sur, las personas esclavizadas cazaban zarigüeyas para aumentar su dieta. Los dueños de las plantaciones les permitían capturarlas después del anochecer. Si bien esto ayudaba a reducir los costos de los alimentos para los esclavistas, estos viajes nocturnos tuvieron un beneficio adicional e inesperado para las personas esclavizadas: así pudieron perfeccionar sus habilidades para orientarse de noche y evaluar oportunidades y rutas para escapar.

Las zarigüeyas evolucionaron hace unos 65 millones de aƱos, justo cuando los dinosaurios se estaban extinguiendo.Ā A diferencia de la mayorĆ­a de las criaturas, han cambiado muy poco desde entonces. Una posible razón para esto es que son “generalistas dietĆ©ticos“. Eso significa que comen una amplia variedad de alimentos, desde nueces y granos hasta pĆ”jaros, ratones, insectos y ranas, por lo que no tenĆ­an necesidad de adaptarse si desaparecĆ­a una Ćŗnica fuente de alimento.

Al menos dos presidentes de Estados Unidos comieron zarigüeya.Ā A William Howard Taft le encantó el sabor, que se dice parecido a la carne de cerdo, y sirvió zarigüeya asada con batatas en la Casa Blanca. En la Georgia de la Ć©poca de la Gran Depresión, la empobrecida familia de Jimmy Carter dependĆ­a de la carne de los animales para evitar el hambre. Cuando una vez se le preguntó cuĆ”l era la mejor manera de comer zarigüeya, respondió irónicamente: En porciones muy pequeƱas“.

Las zarigüeyas son los únicos marsupiales de Norte América. (Foto: Departamento de Conservación Ambiental del Estado de Nueva York)

Tienen su propio monumento.Ā La pequeƱa ciudad de Wassau, Florida, que se dice tener mĆ”s zarigüeyas que personas, erigió una estatua en 1982 para reconocer a los animales. Su texto dice en parte: Su presencia aquĆ­ ha proporcionado una fuente de alimentos nutritivos y sabrosos en tiempos normales y ha sido una ayuda importante para la supervivencia humana en tiempos de angustia y necesidad crĆ­tica“.

Las zarigüeyas no se quedan quietas. Verdaderas nómadas, se mueven de una guarida a otra (troncos ahuecados, montones de maleza, madrigueras abandonadas por otros animales) cada uno o dos días. Se trasladan principalmente de noche; ser atropellados por automóviles es una de las principales causas de su mortalidad. Al conducir después del anochecer se recomienda prestar atención por si se ven sus brillantes ojos rojos.

Paren hasta 20 bebés. Las zarigüeyas nacen del tamaño de una abeja, ciegas y sin pelo. Las crías recién nacidas, o cachorros, se meten inmediatamente en la bolsa de la madre, donde permanecen unas ocho semanas, dependiendo para alimentarse de uno de sus 13 pezones. Una vez que salen de la bolsa, los cachorros se quedan con su madre unas cuatro semanas mÔs sobre su espalda. A las 12 semanas, deben comenzar a valerse por sí mismas. Solo una de cada 10 sobrevive hasta la edad adulta. 

A menudo consideradas como recolectoras, las zarigüeyas buscan una amplia variedad de alimentos, desde nueces y granos hasta pÔjaros, ratones, insectos y ranas. (Foto: Jerome Eno)

Las zarigüeyas no se ā€œhacenā€ las muertas.Ā La expresión tan comĆŗn en inglĆ©s, ā€œto play possumā€, no se basa en la realidad. Bajo estrĆ©s, las zarigüeyas se desmayan y pueden permanecer inmóviles hasta unas seis horas. Esto confunde y ahuyenta a muchos depredadores, como bĆŗhos, gatos monteses, zorros y coyotes, que prefieren capturar sus comidas vivas.

Son excelentes trepadores de Ôrboles. Las zarigüeyas usan tanto su cola sin pelo y los dedos gordos oponibles (similares a los pulgares humanos) de sus patas traseras para agarrarse a las ramas de los Ôrboles. 

Y no hibernan. Una capa de grasa bajo su piel les permite sobrevivir los inviernos fríos, aunque son susceptibles a la congelación (especialmente sus colas sin pelo) si las temperaturas bajan demasiado.

Esta zarigüeya solo estÔ durmiendo; las zarigüeyas no hibernan. (Foto: Joanna Marvel / Hudson Highlands Nature Museum)

Las zarigüeyas tienen otros superlativos sorprendentes entre los mamĆ­feros de AmĆ©rica del Norte.Ā AdemĆ”s de ser el Ćŗnico marsupial, tienen la mayor cantidad de dientes: Ā”50! — y la menor relación cerebropeso.

Ayudan a mantener a raya la enfermedad de Lyme. Una investigación realizada por el Cary Institute of Ecosystem Studies, en Millbrook, determinó que una zarigüeya puede engullir hasta 5,000 garrapatas en una sola temporada. Esto los convierte en buenas vecinas de todo patio. También lo hace el hecho de que son inmunes a la rabia, aunque para mantenerlas fuera de las siembras de flores u hortalizas, hay que plantar ajo o cebolla o hacer una infusión de los mismos para rociar los cultivos.

Reed Sparling es escritor e historiador de Scenic Hudson. Fue editor de Hudson Valley Magazine, y actualmente coedita Hudson River Valley Review, una revista acadƩmica publicada por el Hudson River Valley Institute en el Marist College.

Atención a estas serpientes de Nueva York

Crƭpticas, misteriosas, y muy a menudo temidas, las vƭboras figuran entre los animales menos comprendidos del planeta. Nueva York es hogar de 17 especies distintas de serpientes, de las cuales muchas residen en el Valle del Hudson. Dichas especies representan una gran diversidad de formas, conductas e historia natural; se pueden encontrar en hƔbitats variados, de suelos forestales a lagunas, de lagos a laderas de montaƱas y, a veces, mƔs allƔ.

Una culebra parda Dekay’s. (Foto: Jonathan Suh)

ĀæPor quĆ© darle una oportunidad a las culebras? Primero, porque son reptiles. Sus parientes mĆ”s cercanos son los lagartos; tambiĆ©n comparten genes con las tortugas — y con los cocodrĆ­lidos.

Su piel no es babosa como la de los peces y las ranas, sino con escalas y puede tener distintos colores y marcas — desde las rayas fuertes de la culebra de listón o de cinta (Thamnophis saurita) hasta las bandas de camuflaje de las serpientes cobrizas (Agkistrodon contortrix).

Las víboras viven en este planeta desde hace mÔs de 100 millones de años y juegan su rol en la naturaleza como depredadores importantes de roedores e invertebrados. A su vez, son presa de especies de otras partes de la red alimenticia, entre ellos halcones y otros carnívoros. No son especies que matan seres humanos ni portadores de fatalidad; aún así son una rama única del Ôrbol de la vida y parte irremplazable de nuestro mundo natural. A continuación encontrarÔ una breve introducción a algunas de estas maravillosas criaturas.

Corredora constrictor (Coluber constrictor)

Una corredora constrictor. (Foto: Jonathan Suh)


Una especie grande, robusta, Ć”gil y activa, la corredora constrictor (“Eastern racer” en inglĆ©s) es una serpiente llamativa con su forma cilĆ­ndrica, escalas lisas y color negro azabache. A pesar de que “constrictor” es parte de su nombre cientĆ­fico, las corredoras no estrangulan a su presa, sino que optan por dominarla con sus mandĆ­bulas y cuerpo. Esta vĆ­bora sacude la punta de la cola rĆ”pidamente al sentirse amenazada, haciendo un sonido que puede parecer de cascabel entre la hojarasca. Dicho comportamiento existe en muchas serpientes por todo el mundo y es posible que sea un rasgo ancestral en la evolución incluso antes de que las serpientes cascabeles lo desarrollaran mĆ”s.

Culebra rayada (Thamnophis sirtalis)

Una culebra rayada. (Foto: Jonathan Suh)

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La culebra rayada (“garter snake” en inglĆ©s) es quizĆ” la especie de Nueva York mĆ”s comĆŗn y familiar. ComĆŗn en muchos hĆ”bitats, desde cualquier patio hasta bosques, campos, lagunas y pantanos, es una serpiente arquetĆ­pica. La lengua bifurcada de estas vĆ­boras es en realidad funcional en diseƱo. Al sacar y meter la lengua, las dos puntas recogen quĆ­micos del aire. El lado que recibe mĆ”s partĆ­culas aromĆ”ticas puede ayudar a la culebra a acercarse o alejarse de lo que detecta, sea presa, pareja o depredador posible.

Culebra de agua (Nerodia sipedon)

Una serpiente de agua. (Foto: Jonathan Suh)


Otra víbora común del Valle del Hudson es la serpiente de agua. Como su nombre lo indica, generalmente se encuentra en el agua o cerca de ella. Aunque a veces por su cuerpo grueso y cabeza ancha se confunde a esta serpiente inofensiva con la venenosa mocasín de agua, esta última no reside en Nueva York. No obstante, aunque no presentan peligro, las culebras de agua son conocidas por su mala disposición al ser manipuladas: una rÔpida mordedura y expulsión de almizcle. Por tanto, como con la mayoría de las culebras y la vida silvestre en general, es mejor no perturbarlas aunque sean inofensivas, aparte de su apestosa secreción.

Culebra de listón (Thamnophis sauritus)

Una culebra de listón. (Foto: Jonathan Suh)


La culebra de listón (“ribbon snake” en inglĆ©s) es pariente cercana de la serpiente rayada — similar en apariencia y conducta pero mĆ”s delgada y de color mĆ”s rojizo. TambiĆ©n suele estar mĆ”s conectadas con el agua. Estas serpientes pequeƱas comen insectos pequeƱos, babosas y lombrices y tienen una habilidad especial para sacar caracoles de su concha para comĆ©rselos. Se pueden distinguir de las serpientes rayadas por las escalas amarillas que tienen encima de la boca.

Serpiente lechera (Lampropeltis triangulum)

Una serpiente lechera. (Foto: Jonathan Suh)

Las serpientes lecheras (“milk snake” en inglĆ©s) pueden ser de colores brillantes en otras partes de su territorio, pero suelen ser menos vistosas y mejor camufladas aquĆ­ en Nueva York. Su nombre comĆŗn se debe a una antigua historia popular que contaba cómo estas culebras se metĆ­an a los establos a beber leche de las ubres de las vacas. Aunque sĆ­ es posible que esto se haya visto, es mĆ”s probable que las culebras entraran atraĆ­das por la abundante población de roedores y no por la leche.

Serpiente cabeza de cobre (Agkistrodon contortrix)

Una cabeza de cobre. (Foto: Jonathan Suh)

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Una de dos serpientes de fosa que residen en el Valle del Hudson, las cabezas de cobre prefieren vivir en salientes rocosos expuestos y soleados en bosques de hoja caduca. La ā€œfosaā€ de las vĆ­boras de fosa se refiere a una depresión entre el ojo y el orificio nasal; contiene un órgano que permite la detección de calor. Este brinda un mundo sensorial completamente distinto al olfato y la visión, y es particularmente Ćŗtil para encontrar presas mamĆ­feras pequeƱas de sangre caliente como ardillitas, ratones y ardillas. Como la mayorĆ­a de las vĆ­boras, las cabeza de cobre son ante todo depredadores de acecha que esperan a su presa en un sitio. Camufladas con sus marcas de bandas, desaparecen en la hojarasca para cazar por sorpresa.

Cascabel de bosque (Crotalus horridus)

Una cascabel de bosque. (Foto: Jonathan Suh)


La cascabel de bosque es la segunda vĆ­bora de fosa de las regiones montaƱosas del Valle del Hudson. Es quizĆ” la serpiente mĆ”s aborrecida debido a su posible peligro — se debe evitar su mordedura venenosa tanto como la culebra busca evitar que se le amenace. Pero mĆ”s allĆ” de lo que salta a la vista hay mĆ”s que descubrir sobre ellas. Las cascabeles nacen vivas y las hembras se quedan con sus crĆ­as entre una y dos semanas durante su perĆ­odo vulnerable para protegerlas de depredadores. TambiĆ©n hay evidencia de que meses mĆ”s tarde, en el otoƱo, las crĆ­as regresan a hibernar en las guaridas siguiendo por olfato el rastro que dejan sus madres. Estas culebras tienen una vida larga y lenta hasta su madurez sexual. Figuran entre las especies amenazadas del Estado de Nueva York por la caza ilegal y destrucción de hĆ”bitat.

Jonathan Suh es biólogo y fotógrafo de vida silvestre especializado en reptiles y anfibios. Sus viajes lo han llevado por todo EE.UU. y zonas neotropicales, su base es en el Valle del Hudson, donde nació y creció.

Los Ɣrboles grandes y la gente que va a su encuentro

Cerca de Coeymans, N.Y., hay una planicie de inundación que flanquea el Hudson y se extiende hasta un terreno bien mantenido por una pareja desde hace muchos años. No muy lejos estÔ un muelle. Ahí se encontraba Fred Breglia una mañana de primavera en 2022, preparÔndose para salir a pescar lubina rayada. Cambió de parecer cuando notó un Ôrbol con un follaje de tamaño excepcional en ese terreno. Se dejó llevar por el impulso de acercarse a verlo.

Un Ɣrbol emblemƔtico del Valle del Hudson, el Roble de Bedford. (Foto: Marty Aligata / Wikimedia Commons)

Resulta que Breglia es arbolista certificado y director ejecutivo del Landis Arboretum, cerca de Albany. Pero puede que sea mĆ”s famoso por dirigir una comunidad creciente dedicada a encontrar, documentar y preservar Ć”rboles de tamaƱo excepcional. La “caza de Ć”rboles grandes” se ha convertido en un hobby global competitivo y, en la era de medios sociales, de una viralidad sorprendente.

AĆŗn sano y en crecimiento, el enorme Ć”lamo o chopo oriental que Breglia divisó ese dĆ­a en Coeymans estĆ” bajo el buen cuidado de los dueƱos del terreno, junto a sus jardines de hortalizas y polinizadores. “Es muy probablemente el Ć”lamo oriental masculino de mayor tamaƱo documentado en Nueva York”, dice con entusiasmo, notando que algunos Ć”rboles femeninos de la especie pueden llegar a ser incluso mĆ”s grandes. “TambiĆ©n creo que el Ć”rbol de Coeymans serĆ” el Ć”rbol mĆ”s grande del Estado de Nueva York en el futuro, probablemente en unos 60 aƱos”.

Por ahora, el título de Ôrbol mÔs grande del estado lo lleva un Ôlamo oriental que Breglia documentó (pÔgina en inglés) luego en 2022, en Schaghticoke. Su tronco tiene un diÔmetro de mÔs de 10 pies y quizÔ cuenta tantos aros como la edad de los Estados Unidos.

Pero Breglia estĆ” convencido que hay Ć”rboles mayores por encontrarse. “Pienso pasar gran parte del 2023 buscando dar prueba de ello”.

Fred Breglia con un espƩcimen favorito de un Ɣrbol neoyorquino. (Foto: Courtesy Fred Breglia)

Debe quedar claro que los Ć”rboles mĆ”s grandes se definen no solo por el tamaƱo de su tronco sino tambiĆ©n por su altura y el tamaƱo de su dosel, o follaje. El Ć”rbol de mayor puntaje en estas tres medidas en comparación con otros de la misma especie es considerado por cazadores de Ć”rboles grandes como Breglia un Ć”rbol “campeón”.

A nivel nacional, los Ôrboles campeones son catalogados por la organización sin fines de lucro American Forests.

Pero aquí en Nueva York, el Department of Environmental Conservation (Departamento de conservación ambiental, o DEC) mantiene un Big Tree Register (Registro de Ôrboles grandes) de unos 170 Ôrboles en el estado, clasificados por especie. Erin Brady supervisa dicho registro en su capacidad de Big Tree Coordinator and Environmental Program Specialist con el DEC. Es una labor enorme.

“Acabamos de hacer una reforma completa del listado pues hubo que tomar nuevas medidas de un nĆŗmero significativo de Ć”rboles, o porque se pasaban de aƱos”, Brady dice sobre la lista actualizada de 2023. “Cada Ć”rbol se verifica al momento de ser nominado, y los campeones deben medirse cada 10 aƱos para permanecer en la lista”.

Árboles campeones por condado. (Ilustración: Robert Lawrence)

Aunque el nombre de Breglia figura actualmente junto al Ć”rbol mĆ”s grande del listado, Ćŗltimamente ha dedicado menos tiempo en cazar Ć”rboles para centrarse mĆ”s en conservación y comunidad. En 2007, ayudó a redactar el Bruce S. Kershner Old-Growth Forest Preservation and Protection Act para la preservación de Ć”rboles antiguos, que se hizo ley estatal para proteger los mĆ”s de 350.000 acres de bosques antiguos de Nueva York — una de las pocas leyes de ese tipo en el paĆ­s.

MƔs recientemente viene organizando gente con intereses similares en medios sociales. Su grupo de Facebook, Big Trees of New York, tiene mƔs de 2.800 miembros.

“Nueva York cuenta un gran nĆŗmero de cazadores de Ć”rboles grandes”, dice, remarcando ademĆ”s que eso no es sorprendente pues el estado tambiĆ©n tiene la mayor cantidad de bosque antiguo en los EE.UU.

A nivel internacional, Breglia también dirige el grupo de Facebook Big Tree Seekers (Buscadores de Ôrboles grandes), que capturó la atención del departamento de marketing de Facebook y terminó destacado en publicidades enormes en Times Square en 2019. Desde entonces, el grupo se ha disparado hasta contar mÔs de 200.000 miembros.

En 2019, Facebook realizó una campaña publicitaria en Times Square destacando cazadores de Ôrboles. (Foto: Cortesía de Fred Breglia)

Este aƱo, Breglia va a lanzar la Landis Arboretum 2023 Big Tree Search, un esfuerzo estatal que Ć©l espera que atraiga nuevas personas al hobby.Ā ā€œBuscamos el mayor Ć”rbol de un solo tronco de todo el Estado de Nueva York State, sin importar la especie, y otorgaremos una recompensa en efectivo a la persona que lo encuentreā€, comenta. ā€œTambiĆ©n vamos a buscar nuevos campeones de especies del estado”. Es decir, los mayores Ć”rboles de cada especie del Estado de Nueva York, segĆŗn el reciĆ©n actualizado DEC Big Tree Register.

Con cerca de 200 especies de Ć”rboles admisibles de varios tamaƱos, cabe notar que un Ć”rbol campeón no es necesariamente un Ć”rbol “grande”: un suma grande podrĆ­a tener dos metros de diĆ”metro”, dice Breglia. “Eso es bien grande para un sumac”.

Asimismo, algunas especies esperan que alguien nomine un campeón suyo. “Actualmente no tenemos campeón de aliso avellano”, indicó Brady. “Pero alguien podrĆ­a nominar uno que se encuentra en su patio, y serĆ­a nombrado campeón de manera instantĆ”nea pues no se han nominado otros”.

Quienes se interesen por sumarse a la bĆŗsqueda de un Ć”rbol campeón en el Valle del Hudson, deben respetar los lĆ­mites y no hacer intrusión en terrenos mientras cazan Ć”rboles, asĆ­ cuidar de su seguridad al salirse de senderos o cruzar Ć”reas desconocidas. Pero deben animarse al saber que el RĆ­o Hudson y sus extensas llanuras de inundación son ambientes ideales para encontrar Ć”rboles grandes por documentar: Ć”lamos, sauces, sicómoros y otros Ć”rboles grandes que prefieren ambientes hĆŗmedos. “Es el rĆ­o mĆ”s grande de la región” the biggest river around”, explica Breglia. “En esencia, mientras mayor el rĆ­o, mayor la llanura aluvial, mĆ”s profundo el suelo, mayor el potencial de que un Ć”rbol crezca grande”.

El Roble de Dover, uno de los Ɣrboles emblemƔticos del Valle del Hudson, y uno de los robles mƔs antiguos del Appalachian Trail. (Foto: @myattthruhike)

Y ese tipo de potencial, junto al espĆ­ritu competitivo, mantiene la bĆŗsqueda viva. “La atracción de la caza de Ć”rboles grandes”, dice Breglia, “es encontrar algo que es muy difĆ­cil pero posible de encontrar. Es eso lo que me hace volver aƱo tras aƱo — es ese potencial”.

Robert Lawrence vive en Montgomery, N.Y., donde trabaja como escritor cientƭfico y disfruta visitar los numerosos parques del Valle del Hudson con su esposa y su hijito. Originario de climas mƔs secos, tiene un PhD en bioquƭmica de la Arizona State University.